El deseo casi incontenible es una característica de los inicios de la pubertad y el despertar sexual. No reconocemos mucho de moral o de morbosidad e, incluso, hasta situaciones simples y cotidianas nos provocan un grado de excitación que, las mas de las veces, salimos corriendo a darnos una paja que siempre consideramos descomunal.
Así, al menos, era o fue mi adolescencia. Desde chico siempre me gustó estar con mujeres, temprano comencé a concurrir a bailes de la escuela invitado por amigos de años superiores y eso hizo que mi interés por el sexo femenino creciera bien temprano. Ya con doce años había dado mi primer beso, manoseado alguna que otra compañera de escuela pero el sexo aun no se me daba en su plenitud.
Cumpliendo los catorce tuve mi primera relación sexual con una compañera de escuela que ya tenía su experiencia, fue una sola vez y nunca mas, ya que mi inexperiencia no le satisfizo pero yo, lejos de sentirme mal por la perdida estaba contento con mi debut sexual y quería más de todo eso.